Luego de una ausencia debida a fuerzas mayores, retornamos a la recomendación de películas con nada menos ni nada mas ni nada menos que un musical. Pero no cualquier musical, sino uno bastante particular. En el cine, los films de género musical se pueden diferenciar en dos grupos: los que básicamente no tienen diálogo, el guión son una canción atrás de otra y cada movimiento de los personajes y extras está fríamente calculado, dando la sensación de una coreografía de larga duración (muchas veces suelen ser adaptaciones de shows de Broadway, como Les Miserables); y los que tienen números musicales específicos entre el diálogo, momentos donde se tira toda la carne al asador para expresar las emociones de uno o más de los personajes, los protagonistas de la escena tienen su oportunidad para lucirse tanto vocalmente como en su capacidad para la danza y en el cual mayor intensidad significa mayor cantidad de extras perfectamente coordinados (las producciones animadas de Disney de los 90 tienen una maestría en este sector). La película que les propongo hoy se mantiene al margen de estos dos tipos, siendo una rareza en el género. Estoy hablando del clásico francés de los sesenta: Les Parapluies de Cherbourg (Los Paraguas de Cherburgo por estos lares).
¿Cuál es la trama? Geneviéve (interpretada por una debutante Catherine Deneuve, lista para comerse al mundo y convertirse en la IT girl de los 60/70) es una adolescente de 16 años que vive en el pueblo costero de Cherburgo, Francia, con su madre, a la cual ayuda en su pequeña boutique de paraguas. Ella está profundamente enamorada de Guy (interpretado por Nino Castelnuovo), un joven mecánico cuyas únicas preocupaciones son cuidar a su tía enferma y poder casarse con Geneviéve. Todo pareciera marchar en orden hasta que Guy recibe una carta que le informa que es reclutado para servir en la guerra contra Argelia, y la pareja pronto se dará cuenta que la realidad es un poco mas compleja de lo que creían.
¿Qué es lo que diferencia a este film de otros musicales? Que todo el guión esta cantado ¿Pero no caería dentro del primer grupo de musicales? No, porque este no es un caso de una canción atrás de otra, sino que el diálogo, en vez de ser hablado, se canta. Al mejor estilo ópera, el universo que establece la película desde el minuto cero es que acá las personas no hablan para comunicarse, cantan, dándole una característica única dentro del género. Pero nada de coreografías elaboradas para cada movimiento, nada de extras que se suman de la nada a cantar, nada de canciones con estribillos pegadizos para que después se venda bien el soundtrack. Todo sigue funcionando igual que en el mundo real, con la excepción de que la gente no sabe emitir palabras a menos que sea cantando, acompañados por una banda sonora orquestal durante los noventa minutos de duración. Michel Legrand (al que se le abrirían las puertas de Hollywood con este film y pasaría a ganar premios con películas como El caso Thomas Crown) y sus hermosas composiciones de jazz, de simples ritmos y arreglos pero que se complementan perfectamente con la lírica, junto con las coloridas escenografías y vestuarios, son las estrellas indiscutidas de la cinta.
Segunda pero no menos importante es la historia. Aunque en un principio parece que vamos a ver otro caso de dos adolescentes que se aman y cuya relación va a ser puesta a prueba por algún conflicto externo (pares exigentes y la guerra son un gran combo) para luego triunfar el amor con un gran y épico final feliz, Jacques Demy tiene un as bajo la manga. El cineasta francés pone a disposición del guión todos los recursos cinematográficos de la época para poder retratar de la forma más fiel posible lo que implica el amor, crecer, tener que adaptarte a la naturaleza impredecible de la vida y aceptar que a veces las cosas no se cumplen del modo que uno espera. Página de la cual, 52 años después, Damien Chazelle tomaría nota a la hora de cranear y hacer La La Land.
Así que si andan con ganas de ver una película romántica más que especial y con gran música no duden en mirar Los Paraguas de Cherburgo. No le tengan idea a que el film sea todo cantado, luego del shock inicial no van a tardar en sumergirse en su universo y disfrutar de una hora y media de una hermosa estética, bien colorida y sesentosa, y una linda historia sobre la vida misma.
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