viernes, 30 de junio de 2017

The Evil Dead (1981)

Siguiendo con la temática de las películas independientes, ahora le toca al género del terror, más específicamente el glorioso terror ochentoso. Esa hermosa década donde las historias de espíritus, zombies, muñecos diabólicos, asesinos de los sueños, etc. no estaban hechas hasta el hartazgo y resultaban originales e impredecibles. El film que hoy nos compete es el clásico de cine de terror de bajo presupuesto y mi preferido del género: The Evil Dead (Posesión Infernal para Latinoamérica). Nuestra historia comienza con un joven norteamericano llamado Sam Raimi. Para 1978, un Raimi de 19 años junto a su amigo de la infancia Bruce Campbell (dueño de la mejor barbilla de la industria, actor fetiche de casi todas las producciones de Raimi y uno de los tipos con más onda del universo) plasmaban su amor por el cine realizando cortos caseros. Un día, empezaron a cranear la idea de filmar una película sobre jóvenes en una cabaña en el medio del bosque que son poseídos por demonios. ¿Pero cómo conseguían el dinero suficiente para una idea bastante ambiciosa? Los muchachos decidieron hacer un mini film de 30 minutos con la trama que habían pensado, llamado Within The Woods, para convencer a distintos inversores que el proyecto tenia potencial. Con un presupuesto modesto pero apto (en un principio), los chicos pusieron manos a la obra, naciendo así The Evil Dead.
¿En qué quedó la idea original? Cinco amigos (incluido Campbell) se van de escapada de fin de semana a una cabaña en el medio del bosque. Mientras están ahí descubren un libro misterioso, forrado en lo que parece piel humana y escrito en un idioma raro, y una grabadora con una cinta puesta. Llenos de curiosidad, los jóvenes reproducen la cinta, despertando espíritus demoníacos que no los van a dejar escapar, decididos a que corra sangre.

Creo que una de las principales razones de por qué amo esta película es su detrás de escena, como la filmación se extendió más de lo pensado porque se acababa la plata y tenian que salir a buscar más inversores, generando miles de limitaciones e inconvenientes que debían superar de alguna forma. Como en el caso de Reservoir Dogs, el acotado costo de producción le juega a favor a la película para construir un ambiente convincente y atrapante. La cinta tiene solo dos locaciones, el bosque de Tennesse y la cabaña, ayudando a que sintamos el encierro y la imposibilidad de escapar que sienten los personajes. No conocemos otro lugar, ¿qué hay mas allá del bosque? ¿se puede salir del bosque? La calidad de la pelicula de 16 mm aumenta el sentimiento de suciedad y abandono del lugar, y la escasa banda sonora maximiza el suspenso y la sensación de que algo malo se avecina.
Pero acá los que se roban el show son los efectos especiales, prácticos a más no poder. Nada de CGI y cromas, solo un par de tomas realizadas en stop motion. A causa del reducido presupuesto, las y los maquilladores dieron lo mejor de si, buscando formas creativas y económicas de que los actores realmente parecieran poseídos y que la sangre y tripas fueran lo más autenticas posible (hechas a partir de una pizca de jarabe de maíz, una cucharada de crema para café y unas gotas de colorante rojo). Un completo orgasmo visual para todos aquellos que estudien maquillaje. E imposible olvidarme de las fuerzas demoníacas que jamas vemos, dejándolas a nuestra imaginación, pero que están bien presentes gracias a unos movimientos de cámara y efectos sonoros (Raimi, su hermano Ted y Campbell ponían la cámara sobre una tabla de madera y la movían corriendo por el bosque) que representan una visión en primera persona de estos espíritus.


Una producción formada por amigos y familiares que es la máxima expresión de "Lo atamo' con alambre", un grupo de actores amateurs y un cineasta que no lo junaba nadie no evitaron que el film fuera un éxito. De manera totalmente inesperada, se convirtió en clásico de culto, considerada por Stephen King como una de sus películas favoritas de terror, dando lugar a dos secuelas y una serie igualmente de geniales y ganándole fama y reconocimiento a su actor protagonista y a su director (que terminaria de consagrarse luego de llevar a la pantalla grande a principios de los 2000 al querido Spider-Man).
Así que no lo analicen mucho y miren The Evil Dead. En sus cortos 82 minutos les va a dejar varias escenas circulando por la cabeza por días. Y no dejen que la falta de efectos digitales y caras conocidas los hagan pensar que no vale la pena, porque en esta cinta hay mas pasión y compromiso que en varias producciones de ahora.            


1 comentario:

  1. Amo esta saga! Los comienzos de San Raimi me recuerdan un poco a los de Peter Jackson por esa cosa sucia y artesanal. Que Bruce Campbell no sea una gran estrella muestra lo injusto que puede ser Hollywood.

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